martes, 17 de julio de 2012

CAPITANO SIGUE EN SU CARGO

Después de la reunión de la comisión directiva donde se había tomado la determinación de que no continué Salvador Capitano en su cargo, hubo otra reunión en la que sólo estuvieron el presidente del club Jorge Capitanich y el entrenador. ¿Resultado? Capitano sigue en su cargo. ¿Otro resultado? El resto de los dirigentes muy molestos. La historia promete tener algún capitulo más, la bomba quedó activada.
Sin dudas que en las últimas horas la dirigencia de Sarmiento hizo el gran papelón del año, primero tomando la determinación de despedir a Salvador Capitano, aunque muchos hayan manifestado que el propio entrenador renunció. Lo cierto es que cuando todos sacaban cálculos que entrenador podría venir a reemplazar al rosarino, el presidente de la institución Jorge Capitanich se reunió con Capitano y le dio sus respaldo para que continúe en el cargo. De esta manera, Capitano recuperó terreno y al menos cuenta con el apoyo del máximo dirigente decano, no así del resto que ya le soltó la mano hace tiempo.


El entrenador ya comenta entre sus allegados el triunfo ante su principal en los últimos tiempos el doctor Daniel Pascual, que por otra parte no quedó para nada contento con el vuelco de timón que se produjo en las últimas horas. Lo cierto es que mientras Capitano saborea el respaldo de Capitanich y expresa que lo importante es “Sarmiento por sobre todo”, algunos desde el seno del cub de la Juan Domingo Perón ya se atreven a manifestar que se le incrementará el sueldo al cuerpo técnico que ya superaba las 100 mil razones y que fue uno de los motivos por los cual Pascual se transformó en el principal crítico del entrenador.
La historia no terminará acá, promete algún capitulo más, la bomba continúa activada y puede explotar en cualquier momento especialmente porque la relación de algunos dirigentes con el rosarino es insalvable. Por otro lado, a Capitano tampoco le queda mucha credibilidad ya que ha amenazado en varias oportunidades con renunciar e incluso aquella vez que se quejó por el color de una cortina.

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